martes, mayo 01, 2007

para no olvidar ...Aprendiendo a hablar con alma...- (28)


Es la voz pura y calma, cuando sale desde el alma, con el fluir del agua emanando tus palabras conciliadoras, enamoradas, maravilladas o soñadoras en la bulla del silencio de la gente. Desear la armonía de mis labios a un único ritmo del latido del corazón y sus palabras, dispersando reflexiones propias, de pensares cautivos en el cielo de mis días y de mis noches también, de mis amores y mis amistades, de la gente, de las cosas que me rodean, de la naturaleza y de las energías que se proyectan en mi camino como luz para ver y escuchar, para escribir y comunicar algo que aun no sé que es, pero estoy descubriendo y descubriéndome, para ayudar y hacer sentir a otros un poco de lo que mi alma siente. El cielo es nuestro, como nuestra alma, hablemos con él y hagamos reflejo del sol las palabras de nuestra boca y de las letras de papel, haciendo de los sentimientos y sueños una única realidad, ser en nuestro ser.

para no olvidar ... Amiga...- (27)


Hay cosas que por si solas son pequeñas, pero mientras las piensas empiezas a dar cuenta de ese gran universo en su interior o quizás, lo piensas tanto a tal punto, que este universo empieza a nacer desde afuera y quien sabe, más solo sabes que empieza a ser pos sí un universo extenso, pero no como lo son todos sino propio en su inmensidad particular, como lo es en sentimiento.

Cada sentimiento es propio y único en cada ser, pero los universos son bastos en esto y para que pensar en los cielos que albergan en ellos, que no tienen fin alguno, siendo tan inmensos que faltos de definición en el papel e incluso también en el corazón.

Detenerme a pensar y escribir de estos sentimientos tampoco tiene un fin mayor, pero es claro, que el universo de pequeños sentimientos nuestros, esta haciendo crecer de una forma linda nuestra amistad.

Te kero, creo que ya lo dije. :)



para no olvidar ... Espacios del recuerdo.. (26)


Casas que son borde de plazas y miradores,

calles que dialogan entre curvas y adoquines,

ascensores que generan conexión entre la gente y los espacios,

escaleras que comunican rincones

y miradores que empinan su vista y la nuestra al mar.

Tantos espacios, tantos lugares, agónicos y vacilantes,

en una poesía propia de cada uno,

esperando volver a encender su luz para nosotros.